lunes, 11 de junio de 2012

Soledad

Tengo que ir a comprar tabaco.

Bailo con una sonrisa tensa y tras beber el contenido del vaso, igual de amargo y agridulce que la situación, enciendo un cigarrillo que sostengo en mi mano en alto, mientras expiro el humo contorsionando el cuerpo con el ritmo de mi canción.
Y doy una calada tras otra, hasta acabar el paquete. Por el tiempo que pasa, por los hechos que se quedan y por los que no suceden. Por las personas que me rodean, entre las que yo no estoy, por la aceptación que realmente nunca ha sido otorgada. Uno, tras otro, van consumiéndose los cigarrillos, como expresión de un vicio externo que utilizo para apagar mi suplicio, y que me causará la muerte. 
La angustia que emerge cuando se pasa el efecto del sedante que me es inyectado por una mentira, que se hace llamar como un hombre. Cuando toda la mierda huele y se reconcentra, cuando todo parece exactamente lo que es. En realidad no importa.
Es el momento, y sé cómo vivirlo. Bailarlo sola con un cigarrillo en la mano y un vaso de Bourbon en la otra. 
Y que le jodan.


Grim

1 comentario:

  1. Oh, Bourbon, bendito Bourbon, siempre tan elegante, aunque sea en mitad de la borrachera más mediocre.
    Los vicios no siempre se llevan por fuera, ¿verdad? Hay vicios que implican una droga mental.

    Sigo leyendo ;)

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