jueves, 6 de diciembre de 2012

La última, última picadura

-¡Crece, joder! ¡Crece de una vez!- y salió de la habitación con un portazo.

La cantante, ojerosa, se retorció en el suelo, aún más sola, escuchándose esa voz tan rota, que había fascinado al mundo entero, en un sordo llanto. Aún tirada en una esquina, con la ropa cayéndosele del cuerpo, se sentía encima de un escenario, con su tronante voz llenándolo todo, callándolos a todos; se sentía soltar la rabia ajando la garganta, escupir los años perdidos en unas letras inconsistentes con ella misma, a un ritmo lento, más lento de lo que su cuerpo y su vida se deterioraba. Jamás, jamás se bajó del escenario. Las abejas lo impidieron. Y, tras una última picadura, se pudrió en esa esquina, como una niña vieja de veintisiete años.
Sin embargo, hoy, su voz todavía sigue sonando. Y, algunos, empezamos a fantasear.

http://www.youtube.com/watch?v=C3Fzql-3_zM

jueves, 29 de noviembre de 2012

Hay momentos en los que, no importa qué haya hecho justo antes, de pronto siento un frío extraño en los brazos, y siento el desamparo. Veo que estoy terriblemente solo, y que estoy terriblemente mal. Que sigo perdido en el laberinto.

http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=Inh_8brOWqQ&feature=endscreen
http://www.youtube.com/watch?v=KKNxOTJES1U

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Cualquier Domingo de Noviembre

Mañana siempre empieza tu vida. Pero cuando amanece siempre ocurre algo que retrasa ese gran comienzo. Y entonces tu vida empieza al día siguiente. Y así semanas. Meses. Años.
La luz de Noviembre es azul. Ese azul tristón y frío, el mismo frío que tienes por la mañana cuando vas a clase, a trabajar, cuando la cama está helada por la noche. El mismo frío que tengo yo siempre en las manos y que me impide tocarme por las noches. El mismo frío que tengo por dentro. 
Me tiemblan los labios. Es el paso previo a un llanto que nunca llegará a salir del todo. Me los muerdo, también me tiemblan los dedos, las piernas, y miro hacia el techo a la desesperada. Tardo mucho en encenderme un cigarro. 
 Y entonces me empiezo a reír. Y no puedo parar. De repente todo se ha vuelto muy cómico en esa tarde de Domingo de Noviembre. Con ese rastro de lágrima bajo los ojos, esa huella de su olor en el aire, esa sombra muerta en la cama.
Todos los días es Domingo.

http://www.youtube.com/watch?v=m-HG_aWyuFA

Grim

lunes, 19 de noviembre de 2012

Los escarabajos

"¡Salvadme", gritaba el loco. "¡Salvadme!". Con los ojos desorbitados, rezumando lágrimas y buscando una mirada en cada cara de los que se cruzaban con él. Pero nadie le lograba mirar a la cara. "¡¡Salvadme!!", y su voz se volvía ridícula, transformada en un llanto de niña.
Pero ninguno de los que por ese lugar caminaba veía la lluvia. Y en realidad, en efecto, estaba lloviendo, y aquel loco se estaba ahogando. Le dolían los pulmones de respirar algo demasiado denso para ser aire, y su corazón apenas podía palpitar por la presión que este sentía. Sin embargo, de repente, enmudeció, y en esa plaza, donde entraban y salían personas sin parar, dejó de entrar nadie, quedándose poco a poco completamente vacía. Llovió más fuerte.
Su pijama blanco, largo, se había vuelto transparente, y a ese hombre se le podría haber visto desnudo aún estando cubierto, solo que no hubo nadie para verle así. Nadie le vio cuando llegó a comprender por qué estaba perdido. Se dio cuenta que él, desde un principio, no podía ser salvado, que quererlo era lo que le había vuelto loco. Era como pensar desesperadamente en agarrarse con las manos a los lados de un pozo cuyas paredes no puedes escalar: lo único que lograría será arrancar las uñas, luego raspar la carne, y por último partir el hueso. Era el agua de un remolino, y su única salida era el desagüe. Lo que tenía que hacer era soltarse y dejarse caer en el pozo; perderse a la negrura de las alacantarillas.
La lluvia se tornó tormeta, y el loco implosionó. Se retorció bajo los rayos, encogiéndose sus brazos y sus piernas, progresivamente, cayendo al suelo y rodando, empequeñeciéndose, gritando como si le hubieran prendido llamas. Rodó y rodó bajo el aguacero, reducido hasta colarse entre los huecos del empedrado.
De repente, no llovía, y volvía a haber gente en la plaza, caminando frenéticamente; entrando y saliendo. Un escarabajo se encaramaba a una piedra, y comenzaba a correr, buscando quién sabe qué. Sin darse cuenta, un zapato se posó encima del bicho. Y todo lo que quedo, fue indiferencia.

http://www.youtube.com/watch?v=skreabVrMRk

domingo, 18 de noviembre de 2012

No es una cuestión de Espíritu

Porque solamente puedo decirlo ahora. Porque en cuanto este momento termine, nos odiaremos el uno al otro. En cuanto nos encontremos jadeantes y sudorosos, tirados en el suelo del lavabo después de corrernos, no querremos ni mirarnos. Si cualquiera de ambos rememora lo que acaba de ocurrir unos minutos antes, sentiría ganas de vomitar. 
Mientras fumamos, yo me preguntaré qué coño está pasando con mi vida. No sabré si huir o quedarme. Y nunca es suficiente, la ansiedad y la culpabilidad son demasiado inmensas. 
Ninguno habla, todo está más que claro. En ese momento, la única persona en el mundo a la que odiamos más que al otro, es a nosotros mismos. Ese es el único instante en el que de verdad nos sentimos humanos. 
Y yo no me siento sola. 
Un rato después, tú continúas expirando humo, y yo te miro. Y seguidamente, me preguntas: "¿Más?

http://www.youtube.com/watch?v=Ebh21wC2inU


Grim

domingo, 4 de noviembre de 2012

Un Círculo Perfecto

Y experimentas la misma intensidad que en el sexo, una euforia dominante que recorre tu cuerpo excitado de arriba a abajo como un escalofrío febril, cegado por las luces, el humo y el hada verde embriagadora del espíritu. Hay límites, pero no importa romperlos, sólo te dejas llevar por la sensualidad del baile y la música, no piensas, sólo sientes. Tensión y distensión en los músculos de su cuerpo y en el tuyo, estiramiento hermoso y curva de la cadera, un gemido, un cigarro y se te cae la copa de la mano. Pruebas los labios de una chica, mueves el cuello y ahí se posan los labios de otra. No deberías hacer nada de esto, pero la adrenalina es tan fuerte y tan sexy...Y entonces, topas con esa persona con la cual tienes una tensión sexual no resuelta. Esa persona que apenas conoces y con la que apenas te entiendes, pero sabes que se muere por follarte, igual que tú. Lo ves en sus ojos y en sus gestos. Y abres los brazos y te lanzas al vacío.
Despiertas en una habitación extraña y ya no hay nadie, todo se ha ido. Sólo hay silencio, y te sientes desquiciado e inestable. Te sientes vacío, nada tiene sentido. Lloras en silencio un poco, te dices que tienes que cambiar, que no puedes seguir así. Vibra el móvil y tú contestas. Cuelgas después de unas frases concisas y te enciendes un cigarro. Poco a poco, la música de anoche vuelve a resonar en tu cabeza. Y de nuevo no recuerdas una mierda.


Grim


viernes, 2 de noviembre de 2012

Los sitios oscuros

En realidad, nadie quiere ser malo.

http://www.youtube.com/watch?v=VaLuvTMdFQ4

domingo, 28 de octubre de 2012

Motionless

Delante de la pantalla, mirando cómo, después de mis preguntas, ninguna línea de texto emergía. Y, con los ojos muy abiertos, y dejando de fijarme en nada, encogido con la taza caliente entre mis manos, mordiendo la bolsita de té y absorbiendo su líquido, pensando en que era posible que no contestara nunca. Dándome cuenta de que esos pensamientos no eran normales. Que las personas no tenían por qué pensar espontáneamente en tomar una caja entera de somníferos y una botella de alcohol. Que debía dejarme de proyecciones.

http://www.youtube.com/watch?v=WyjloDpb1gs

jueves, 18 de octubre de 2012

Parálisis

Miré el cuerpo del esquizofrénico. Un nudo atenazó mi garganta.
El agua resbalaba por sus músculos desnudos. Una amplia gama de brillantes y volubles colores que cambiaban con el reflejo de la luz sobre ellas. Corrían, arriesgadas y suicidas sobre la piel blanca del atractivo demente. 
Un picor inexistente hizo que las venas, espesas, sobresalientes, se movieran, provocadoras, mientras rozaba la zona absurda afectada.
Acaricié el cuerpo del esquizofrénico. Miré en sus ojos enfermos, dos pozos azules con chispas de color carmesí y negro, que ahondaban en lo más profundo de un cerebro defectuoso por una excesiva rapidez en el pensamiento y la forma de la realidad.
Él sonreía.
Arañé y mordí el cuerpo del esquizofrénico. Desgarré el cuerpo del esquizofrénico, después de saciarme con su tacto y su vista. Abrí en canal el cuerpo del esquizofrénico.
Busqué la enfermedad, pero no la encontré.
Mecí entre mis ensangrentados brazos su rostro mudo y rojo, arrancando su cabello rubio como oro precioso que se deshacía entre mis dedos, contemplé los huecos negros, vacíos, de las cuencas de los antiguos zafiros azules. Mientras alzaba el rostro al cielo y lloraba, gritaba por lo que podría haber sido y no fue, por lo que no podía encontrar ni poseer, por lo que consideraba podrido y muerto por el tiempo, por lo que me hacía miserable, loca y apasionada. 

De súbito dejé de balbucir inconexas palabras de neurosis, y lamiendo con deseo trastornado su faz descompuesta, desde la barbilla hasta el pómulo, con una sonrisa incalificable susurré a su oído muerto que le quería, aún con el repugnante sabor de la sangre apresando mi lengua.

Si aún fuera dependiente de ti, si aún no se hubiera podrido, si aún no lo hubieras destruido todo, el dolor me mataría.


Grim

miércoles, 10 de octubre de 2012

Ya no

Es una mala fecha. Me recuerda mucho a la muerte, a la estupidez, a mi propia decadencia y corrupción. Me recuerda que soy idiota, y que la pureza y luminosidad que un día tuve se está acabando, y ya casi no queda.
Estoy seguro que en un momento de mi vida tuve ese toque de verdad que, en cierto modo, rozaba el adjetivo "especial", ese que tanto empleo. No recuerdo que nadie me lo dijera nunca, ni especialmente que alguien me lo mostrara. Pero al rememorar mi cabecita de hace años, me echo de menos, y pienso que yo debía ser escrito.
Pienso en esos 38, por poner un número, y me entran ganas de reír, sardónico. No he hecho nada, solo echar en falta todo, en especial lo que era imposible. Pienso en nuestras diferencias, en que un día pude sentir lástima de todo lo que era, y darme cuenta de que yo era mejor, en el sentido más ambiguo que pueda existir para esa palabra. Y, ahora, sencillamente, diferentes, sin recordar nada. En realidad esto es simplemente una zona arrugada en la línea que es mi vida, sin un significado, ni una personificación. Algo sin derrumbó, sin sentido alguno; sencillamente yo lo dejé derrumbarse. Y ahí se han quedado los escombros, sin más; y ahí estoy yo.
Y hoy, por poner un ejemplo, tengo más ganas de sentirme solo.

http://www.youtube.com/watch?v=izqSWCh5DKY

Y pensar que aún me queda por escribir...

sábado, 1 de septiembre de 2012

Lo-li-ta


Salta y agita los brazos mientras sonríe, con su boca de corazón manchada de carmín y piruleta. Las piernas, flacas, los pechos, prematuros, dos trenzas rubias que se contonean en el aire y un atípico rostro infantil deformado por el hecho de saber demasiado.
Grita, patalea y llora al mismo tiempo que se desnuda y repta hacia tu cama contoneando su encantador trasero. Ella quiere cosas. Y no se te ocurra rechazarla porque te lo hará pasar mal. La mujer te mirará con ojos de eterna niña y tú desearás no haber nacido. Dos cuentas de color azul que te acuchillarán mientras en su rostro está presente una impecable sonrisa infantil, ribeteada por un aparato bucal malévolo y plateado.
Se acerca, se sitúa peligrosamente cerca de tu segundo cerebro mientras acaricia tus extremidades, y te pregunta en susurros si la quieres, si la crees bella. Una bofetada sigue a la sonrisa, y ella se echa a llorar, mientras te apunta con el dedo, y grita pidiendo ayuda.
La barra de labios roja se rompe, mientras la sombra de Lolita desaparece y se sitúa junto a la de otro perro viejo y trastornado.

La niña que se vio privada de un desarrollo normal, la que se entretiene chupando caramelos y otras cosas a los hombres mayores.


Grim 

sábado, 18 de agosto de 2012

La nada reluciente

Y los quietos nos reímos, ácidos, corruptos por la envidia y sabedores de ello. Nuestras carcajadas a costa de los ignorantes son el alivio que tenemos por ser la más pura medianía, que, aun pareciendo extensa, es reducida y condenadamente amarga. Conscientes de nuestra propia incapacidad nos consumimos de manera brillante ante los ojos estúpidos de los seres de la tierra, tratando de compensar así que somos pájaros sin alas. Admiramos internamente a esos mitos que vuelan lejos de nosotros, y ante nuestro singular aperitivo los tratamos como hermanos, tratando de demostrarle así que somos iguales que esas leyendas que tan lejos quedan de nosotros en realidad. Y nos creen. Porque son imbéciles, y no entienden. Pareceremos plata por hablar del oro, y cuanto más nos duela el hablar y más sufra nuestra psique, más pareceremos relucir, y nos confundirán con el platino mismo. Sin embargo, esas estrellas, cuyo brillo nosotros no tenemos pero sí entendemos, jamás sabrán de nuestro fugaz fulgor dudoso, y nuestro resplandor quedará apagado, ignorado por los que se mueven, y, si acaso, olvidado por los que siquiera llegaron a nacer y morir en el acto.

http://www.youtube.com/watch?v=6VAkOhXIsI0

miércoles, 18 de julio de 2012

El verdadero sentimiento

En este mundo es así, es normal. Siempre crees que te has enamorado, y, en efecto, lo ves más especial que ninguno de los putones anteriores a los que te has follado. Su lengua abraza la tuya como ninguna otra, su polla es más grande que las de los demás, y cuando la tiene clavada lo más adentro que tus apestosas entrañas hayan sentido, te mira fijamente a los ojos y no recuerdas que nadie haya hecho eso nunca antes. Y, como un gilipollas, con las piernas abiertas y temblorosas y apretándole con la fuerza de marica que te queda, se lo dices. Se lo escupes hacia arriba con tono de zorrón primerizo acobardado, te lo crees, y él hace como que se lo cree.
A los dos días caminas por la calle con gafas de sol en un día no tan soleado, con un pañuelo rodeándote el cuello. Ya has llorado, ya has apretado tus muslos, y ya le has borrado de tu agenda. Todo ha pasado. Pero aún queda una lágrima por caer; y cae, la muy jodida cae, justo rozando el borde del enorme batido de fresa que te estás tomando en un restaurante de comida rápida ambientado en los años 20. Te ríes de ti mismo, y de pronto aparece otro, que te seca la mejilla, te pregunta, y te sonríe. Tú lo miras sorprendido, y miras el entorno. Es todo tan característico, tan nuevo, tan concordante con sus pectorales y su exuberante carácter, que, otra vez, te encuentras pasando tras su espalda en un piso que no conoces. No hay ropa, no hay sábanas. Y pronto te encuentras de nuevo con amnesia, susurrando como una puta: "te quiero".

Quería ser desagradable con todos vosotros.

lunes, 18 de junio de 2012

Anna

Estábamos en el parque donde tiempo atrás solíamos acudir en hordas de preadolescentes eufóricos con el único afán de compañía y extravagancia, sentados en la misma hierba que creció alimentada por nuestras voces y carcajadas. Anna se acariciaba las rodillas, escondidas debajo de mil y un colores que formaban, a retales, sus holgados pantalones. Con el movimiento de sus brazos, se hacía hueco en el silencio el sonido de las chapas de su pulsera al chocar.

-¿Sabes qué es lo peor de tener tan mala memoria?- preguntó, sin apartar la vista del frente. No supe qué contestar. Al parecer, ella tampoco esperaba una contestación de mi parte, por lo que giró su cabeza hacia mí y continuó:

-Lo peor de tener tan mala memoria es que nunca recuerdas cómo era ser tú hace unos años. Me refiero a... no sé... Del sufrimiento se aprende, ¿no? Pues resulta que no, que yo no aprendo. Y créeme que he sufrido, y a partir de ello he sentido, he pensado y he crecido, me he formado. Pero pasa el tiempo, y se atenúa todo, y de pronto me pregunto si en verdad siento algo, me siento estúpida porque no llego a ninguna conclusión sobre nada, me veo llana, como alguien que no ha vivido, y mi formación, la que yo me he granjeado, toda la arquitectura de lo que se supone que soy, se desmorona. Vuelvo al principio, y caigo en esos mismos errores. Y vuelvo a sentir, a pensar y se supone que vuelvo a montar de cero el castillo, con las mismas piezas que cojo de los escombros del anterior.

Hacía tiempo que había vuelto a dejar de mirarme. Tras esto, estiró las piernas y se tumbó en el suelo, descalzándose de sus sandalias. Las manos descansaban sobre su regazo, y ahora miraba al cielo, libre de manchas.

-No quiero perderme de vista. Lo he hecho muchas veces.

Susurraba tendida ahí, sobre el césped que tanto tiempo atrás nos había escuchado reír, y que ahora se encontraba tan vacío, sin echar de menos.

Sin decir una palabra, la observé unos segundos. Aguardé a que tomara consciencia de que estaba sola. Y la dejé, regalándole el recordar de ese sentir, que se diera cuenta de que lo había vuelto a hacer.

lunes, 11 de junio de 2012

Soledad

Tengo que ir a comprar tabaco.

Bailo con una sonrisa tensa y tras beber el contenido del vaso, igual de amargo y agridulce que la situación, enciendo un cigarrillo que sostengo en mi mano en alto, mientras expiro el humo contorsionando el cuerpo con el ritmo de mi canción.
Y doy una calada tras otra, hasta acabar el paquete. Por el tiempo que pasa, por los hechos que se quedan y por los que no suceden. Por las personas que me rodean, entre las que yo no estoy, por la aceptación que realmente nunca ha sido otorgada. Uno, tras otro, van consumiéndose los cigarrillos, como expresión de un vicio externo que utilizo para apagar mi suplicio, y que me causará la muerte. 
La angustia que emerge cuando se pasa el efecto del sedante que me es inyectado por una mentira, que se hace llamar como un hombre. Cuando toda la mierda huele y se reconcentra, cuando todo parece exactamente lo que es. En realidad no importa.
Es el momento, y sé cómo vivirlo. Bailarlo sola con un cigarrillo en la mano y un vaso de Bourbon en la otra. 
Y que le jodan.


Grim

lunes, 14 de mayo de 2012

La ciudad demolida

Quieto, delante de mi reflejo, comenzaba a ver todo derretirse. Mientras esa copia exacta de mí se deformaba, me asaltó con voz metálica: "¿Es que has cambiado?"

Creía que había superado todo eso. Qué gracia, ni siquiera sé qué es "todo eso". Quizá solo sea el conjunto de todas esas cosas que no he tenido. Creía haberme convencido de que no las necesitaba, y creía haber podido ser de nuevo una buena persona, preparada para vivir, y que quizá sí tuviera un diamante escondido, uno que no necesitara que lo encontraran.
Pero, perdido en un laberinto del que, como un optimista explorador, espero encontrar la mejor salida, me he encontrado a mí mismo. Otro cuerpo exacto al mío. Pero no, no es exacto. Ese no lleva una lupa, ni unos ridículos pantalones cortos de montaña, ni los calcetines subidos, ni una gorra para protegerse del sol. Ese está desnudo, y parece que la carne haya huído de él. Sus labios no pueden esconder esos dientes tan conocidos, que no cesa de humedecer una y otra vez con la punta de su lengua, mientras sus párpados intentan mantenerse abiertos, y se tambalea avanzando hacia mí. No hace nada. Solo llega agotado y se queda quieto, frente a mí, jadeando, sin mirarme a la cara. Y yo me quedo ahí, frente a mí, y no salgo del laberinto.

No termino de comprender un fragmento de cada elemento de este mundo mío. Lo único que sé de verdad es que tengo sed. Tengo mucha, mucha sed.

Yo quería soñar...

domingo, 6 de mayo de 2012

Libélulas

Ella es como una libélula. Aparece en tu vida de pronto,  y quedas embelesado durante unos instantes por sus bellos colores, por el aleteo frenético de sus alas, por lo brillante que es. Y antes de que puedas pensar que es lo más hermoso que has visto nunca, ella ha desaparecido. Si tienes suerte es posible que alguna vez te parezca vislumbrar el destello que deja el rastro de sus alas. Pero normalmente nunca más vuelves a verla.


- Creo que nosotros hemos sido, y seguimos siendo así.
- Es posible. Pero al menos somos dos libélulas.
- Pero es por eso por lo que le perdemos el gusto tan rápido a las cosas. Y aunque no sea cuestión de perderles el gusto, si no de ir...cambiando de una cosa a otra. Porque sí. De la noche a la mañana.
- Una vez alguien me dijo algo brillante: eres incapaz de permanecer fiel a algo porque percibes la variedad de las cosas, te es imposible quedarte centrado en nada, porque sientes que te estás perdiendo algo.
- Totalmente. Creo que la vida es demasiado corta, y tiene demasiadas posibilidades como para vincularse de manera definitiva a nada. 
- Es posible. Estoy vacío por dentro ahora mismo. Tengo ganas de echarme a llorar o de romper cosas.
- Yo tengo la misma sensación que hace varios meses, de absoluto cinismo. Tengo ganas de destruirme a mí, de destruir a los demás y a lo que se me pase por delante. Sin dejar de brillar.
- Eso es. Exacto.


Y vestiremos mayas rotas de rejilla, y bailaremos lúbricamente contra la Luna poseyéndola, y nos pintaremos los ojos de negro. Vestiremos pesadas botas con hebillas de hierro y nos teñiremos el pelo de colores mágicos. Fumaremos y beberemos hasta que el cuerpo aguante, nos contonearemos sinuosamente para expresar nuestro deseo de vivir y morir, volveremos al exceso y a la decadencia extrema si eso es lo que pide el tiempo. Ahora sí. Lo echaba de menos.
999


http://www.youtube.com/watch?v=Lj_QLMZ6ogM
http://www.youtube.com/watch?v=eKB_isV-RWk


Grim

miércoles, 2 de mayo de 2012

Un simpa a lo grande

-¿Y nosotros, entonces, qué somos?- me preguntó mirándome con sus ojos de niebla.
-Somos los nocturnos- respondí tras apartar de mis labios mordidos el apestoso cigarrillo, sin dejar escapar, aún, el humo.
-Pero a mí no me gusta la noche.
-Tú eres la noche. Más que yo. Yo le tengo asco a todo lo está iluminado por el sol. Tú, sin embargo, le tienes pavor. Tú no puedes vivir si no es de noche.

Pasó un buen rato. Bueno, unos segundos, en realidad. Pero pareció más bien un buen rato, porque tenía el mismo carácter. Unos momentos en los que nadie dice nada, y cada interlocutor queda dentro de sí, sin tener en cuenta a quien tiene al lado, ya sea para reflexionar sobre el tema tratado, para canturrear una canción para sus adentros, o para dejar la mente en blanco. Sin dar el más mínimo aviso, se desvaneció en bruma y desapareció en la negrura. Una afilada risa escéptica rasgó las comisuras de mis labios mientras aspriaba de nuevo aquel veneno. Y decía que no le gustaba la noche...

Éramos los nocturnos. Sí, por rimbombante o pretencioso que pudiera sonar, lo éramos. Nosotros no andábamos igual que los demás, ni hablábamos igual, ni vestíamos igual. Apenas respirábamos igual. Nuestros ojos se abrían con la oscuridad, y acogíamos el silencio y los colores añil y púrpura, como hermanos nuestros que nos esperaban cobijados en el silencio de las calles vacías. Entonces sí teníamos casa, y familias, y olvidabamos que existía un horizonte que en algún momento volvería a teñirse del oro que despertaba a los muertos.

Me levanté, con el cuerpo frío y la boca caliente, y tras dedicarle una mirada furtiva al último cadáver resguardado entre las sábanas de lunares azules, me bajé del alféizar y salté al asfalto. Miré la lumbre extinta entre mis dedos, la tiré al suelo, bien lejos, y comencé a caminar decidido hacia la avenida.

Aquél no era un día nuevo. Era como todos los demás. Sabiéndome diferente, y más libre. Despreciando a quienes no podían levantarse de su cama. A pesar de lo que pudiera parecer por mis andares, no esperaba una revolución. Sencillamente, dentro de mí explotaba una sublevación, y no aguardaba nada de fuera. No creía ir a ver a los cuerpos salir por los portales en sus pijamas de rayas, ni pretendía que escalaran a sus propios nichos y mirasen la inmensidad del espacio. No esperaba nada de nadie. Solo vivía en mi escenario.

miércoles, 25 de abril de 2012

Apagón

Como tantas otras noches, me senté en el balcón sobre las cuatro de la mañana para fumar. La luz de la farola del fondo de la calle titilaba. Moría a ratos. Dejaba el lugar sumido en una profunda oscuridad parcial. Miré hacia Madrid. Hacia esas cuatro torres semiencendidas que tanto significaron antaño para mí. E imaginé qué ocurriría si de improviso toda la zona se quedaba sin luz. ¿Realmente gritaría alguien, dormidos, inconscientes como estaban todos? ¿Acaso alguien lo notaría? ¿Algún noctámbulo como yo que dedicase sus horas de sueño a pensar? ¿Y si Madrid entero se quedaba sin luz? ¿Y si yo era testigo de cómo toda luminosidad anaranjada quedaba reducida a la más absoluta y absurda negrura?
Todo reflejo artificial sofocado, toda señal de vida moderna extinguida, todo ideal desconectado. Sonreí. Sería perfecto, sin duda. Sublime.


Soy una roca, soy una isla. Y la roca no siente dolor, y la isla nunca llora.


Grim

martes, 24 de abril de 2012

Cicicinismo: El Verano de 2011

Me pintaba los labios de rojo en aquel cochambroso lavabo, cuando entró LA SEÑORA. Gorda. Hortera. Ruda. Como si hubieran embutido un buey de arado en una combinación de ropa sin el menor gusto, al azar. Sin el menor criterio, como quien lanza un dado de manera urgente y torpe sin preocuparse por su resultado. 
Me dedicó una mirada breve, plana, antes de pasarla por los inodoros, buscando el menos meado, quizás. Yo seguí poniendo morritos en el espejo.
Aquella vaca de pueblo consiguió encontrar un lugar de agrado para deshacerse de su orina, de su mierda, de su vida. Cerró la puerta. Escuché cómo se bajaba las bragas y eché un vistazo en el desagradable horizonte que existía entre el final de la puerta del retrete y el suelo insípido de baldosas blancas sucias, llenas de pis y papel higiénico. Las piernas abiertas, las bragas de encaje barato y vulgar de color rojo. 
Comenzó a mear. Me pregunté cómo tendría el coño. ¿Deslabiado? ¿Oloroso? Seguramente fofo y dilatado, tras haber parido a uno o dos vástagos malcriados pertenecientes a una generación de mierda regida por la superficialidad, el sinsentido y la más pura desestructuración.
Antes de que acabara de orinar, sentí asco hacia esa mujer y hacia mí misma. Supe que no podría volver a mirarla a la cara sin empaparla con mi esputo o sin partirle la boca sin dejar de preguntarle "Por qué". 
Fui demasiado cobarde, demasiado nihilista, demasiado condescendiente. Cerré la barra de labios con un golpe seco y me fui.

Grim

domingo, 22 de abril de 2012

La voz brillante y el pelo revuelto

Pensemos en aquella pobre chica buena, con la garganta llena de talento y sueños que cumplir. Aquella muchacha que enamoró a todos y a ninguno, que se salió de todos los parámetros y se saltó todas las reglas. Aquella cara sonriente que despertaba cada día en una habitación diferente, con otras personas, y con el mismo vaso lleno de bourbon en la mano. Que vivía alocada, salvaje, y libre, en medio de ciudades y caras de poker, olvidando que ella quería encontrar el sentido de la vida, entregada a las mareas y el oleaje que la calle y los escenarios le ofrecían. Recordemos sus cigarros y su humo, sus dientes y sus labios, y su melena de león por la cintura, y esas gafas redondas que no necesitaba. Cómo nos llevaba a todos a las nubes, y nos acogía ahí, donde ella siempre podía estar. Pobre chica perdida, perdida con su don, que todos anhelaban. Sus ojos, que brillaron sin necesidad por lo que parecía real y no lo era, y se apagaron antes de descubrir la realidad que buscaba. Su rostro blanco sin arrugas, más veces iluminados por los focos que por el mismo sol. Hoy he conocido a alguien que murió hace más de cuarenta años. Y me inventado su vida. Porque a eso me dedico, a imaginarme como han sido y serán las cosas, y, por qué no, también a construir la misma actualidad. Me despido. ¡Fuera de aquí, yo! Echa un vistazo.

sábado, 7 de abril de 2012

Nueve metatarsianos sanos.

No estoy para artificios. Simplemente desearía tener un par de oídos a mi lado. Dejar de una vez que mi boca se abriera y vomitara toda esta mierda, reviviendo de nuevo esa acidez ardiente y repugnante. Que doliera. Y ahora vuelvo a preguntarme si soy yo quien os ha matado, o si ya os conocí muertos.

De nuevo aquí estoy, de noche, con el sueño desvelado y temblando. Perdiendo fuerza. Preguntándome si de verdad en ocasiones algunos olvidan que soy persona. Trato de mantener este corazón latiendo y esta cabeza en sus raíles, pero me lo ponéis difícil.

Sabes que añoro sentir el veneno por mis venas.

miércoles, 18 de enero de 2012

He prometido la Eternidad a muchos Necios.

"- Watanabe, ¿me quieres?
- Claro -respondí.
- ¿Puedo pedirte dos favores?
- Incluso tres.
Naoko sacudió la cabeza sonriendo.
- Con dos es suficiente. El primero es que te agradezco que vengas a verme. Estoy muy contenta y me... me ayuda mucho. Quizá no lo parezca, pero es así.
- Volveré a venir -dije-. ¿Y el otro?
- Que te acuerdes de mí. ¿Te acordarás siempre de que existo y de que he estado a tu lado?
- Me acordaré siempre.
Ella prosiguió su marcha sin más, en silencio. [...]
Naoko se detuvo, me sonrió y me tomó del brazo. Recorrimos el resto del camino el uno junto al otro.
- ¿No me olvidarás jamás? - me preguntó en un susurro.
- Jamás te olvidaré. No podría hacerlo.


Pero lo cierto es que mi memoria se ha ido alejando de aquel prado, y son ya muchas cosas las que he olvidado. Al escribir así, persiguiendo mis recuerdos, a menudo me asalta una terrible inseguridad. ¿No estaré olvidando la parte más importante? [...]
En definitiva, así lo creo, lo único que puedo verter en este receptáculo imperfecto que es un texto, son recuerdos imperfectos, pensamientos imperfectos. Y cuanto más ha ido palideciendo el rostro de Naoko, más he sido capaz de comprenderla. Ahora sé por qué me pidió que no la olvidara. Por supuesto, ella intuía que mi memoria la borraría algún día. Por eso me lo pidió. Este pensamiento me llena de una tristeza insoportable."


Escucho de nuevo esa canción, que trae vestigios de aire cálido y viejas promesas ya rotas, desmadejadas, esa canción que ahora se me antoja tan lejana, viciada y sucia como en su día se me antojó eterna, pasional y hermosa. Finalmente el juego quedó sólo entre dos opuestos. Anticristo y Norwegian Wood. Frío y calor. Ellos y yo.

Grim

martes, 10 de enero de 2012

Celestial

Perdona que no llore, pero ya han sido demasiadas últimas despedidas en la misma parada de autobús; y esta no es una de esas películas como Titanic, o Moulin Rouge, que cuanto más las ves, más pañuelos utilizas, sino más bien como los dedos de un violinista, que terminan por insensibilizarse. Es más una historia triste de las que nadie quiere saber nada, tragedia por tragedia, y una insultante carcajada loca para coronar las lágrimas que ya no salen. Es un réquiem a lo que pudo haber sido y no dejamos que fuera, un nocturno a la naturaleza cruel que me rodea e impide. Van más días tirados a la basura, que me miran triste. Y yo me digo, "¡Como si tuviera yo la culpa!". Pero sus ojos de arena derramada que no llegó a ser nada me hacen darme cuenta de que sí, que en verdad yo tengo la culpa. Y nada de esto tiene que ver contigo, y por eso te pido que me perdones; porque a mí me gustaría haber llorado y sentirme más humano contigo, haber podido despedirme de verdad, desearte buena suerte y haberte regalado alguien de verdad.