miércoles, 29 de junio de 2011

Metamorfosis de un olvido

Silencio, un silencio extraño. Pobres flores las que todavía sostiene en sus manos. Silencio, se oye una vez más. En su habitación él se apodera de su camino y sin importar como es, la lleva hacia lo desconocido como la primera, la última o la mortal. Sus esperanzas son huellas en la pared. Se dirige lejos, hacia su luna; le hace olvidar su melodía macabra. Mientras, fuera, abajo en las calles, él les mira y les odia por su amor, no tienen necesidad de tener joya alguna dentro de sus más pérfidos sueños. Fuera no existe la necesidad de preguntar quién se llevó aquellas maravillosas riquezas y huyó por el holgado pasillo. Todo se reduce a equitación sobre la luna mientras que en sueño de otros con su llave; él, el que se asemeja al sol con forma humana, se abre paso en sus cuartos.

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