domingo, 5 de junio de 2011

Verduzco monocromo.

Y yo ya no lo sé, si lo que quiero es abrazarte o lo que ansío es que me abraces. No sabría ser un protector y sin embargo eres tan frágil. ¿Qué pasaría si los dos nos romiéramos a un mismo contratiempo en un compás mal colocado? ¿Quién perderá el equilibrio antes? No sabría qué decir, si esto es amor o simplemente miedo a no ser amado. Tantas veces hemos despertado por la noche, uno tirado al lado del otro, recordando las horas antes susurrando, "te quiero". ¿Quién creería estas mentiras? Tú no, y yo tampoco. Pero en ese mágico instante en que escuchamos las palabras, ¡las creemos! ¡Nos obligamos a creerlas para así poder vivir! Porque tú no me quieres, y yo no te quiero. No somos sino simples apoyos dulces, cariñosos. ¿Es esto así? Dime, ¿lo es? Cuando las uñas rasgaron mi carne brotó sangre, pero yo no pude verla; sí vi cómo escapaba esa evanescencia verde, esa podredumbre maloliente quemando y deshaciendo toda la habitación. No sé que quiero, ¿abrazarte, que me abraces? Me gustaría volver a los susurros, regresar a ellos y no llegar a la mañana, quedarme ahí, ahí, ahí, simplemente susurrando y susurrando hasta quedarme sin voz. Me gustaría volver a ese abrazo simple, cálido, sin preguntarme qué significa, si es falso o verdadero.

Nota: Este texto resulta incluso demasiado lírico para mí, sólo experimentaba y no sé cómo habrá salido. Jolín, cómo gústanme las tildes. Siempre me han sudado fácilmente las manos.

2 comentarios:

  1. Tildes, tildes everywhere. Si las sigues usando así, me siento satisfecha.
    Un abrazo. Ah, y gracias :)

    ResponderEliminar