martes, 25 de junio de 2013

Suicidio, Odio, y Partida en Re Menor.

Hace tiempo que no escribo, y únicamente me limito a pensar. Y es que no sé bien qué decir. Silencio, tan sólo silencio. Las palabras ahora son meras palabras, y ya no concretan ni expresan los sentimientos y emociones que tanto me esfuerzo por manejar. Sentir y no sentir, sentir y no sentir. Pensar. Existir. Qué más da. No es mi mente la que está rota, sino mi capacidad para sentir sin romperme en mil pedazos. Mi alma, tal vez.
La vida es una cuestión extraña, pero las otras vidas que incluyes en la tuya, son asuntos aún más extraños. Asuntos que empiezan y se acaban por el brazo ejecutor del tiempo y la circunstancia. Asuntos, que si no son progresivamente decapitados por el inexorable efecto de estas dos variables mencionadas, son lapidados por ti. Encontrarás un motivo, encontrarás una excusa, y se acabará. Así, tu vida, y las vidas que incluyes en tu vida, se componen de pequeñas muertes que constituyen los movimientos de una larga y deprimente sonata. Y todos y cada uno de esos, empiezan con un preludio hacia una eternidad a la cual no alcanza la vista.
Pero, ¿quién se quedará para sostenerte la mano cuando tú decidas ponerle fin a tu sonata? ¿Podría existir una vida que realmente quisiera ser testigo del fin de otra? Yo creo que es algo inconcebible. A nadie le gustan los finales.
Al fin y al cabo, qué clase de loco se interesaría por cualquier criatura que va a morir.

http://youtu.be/3Y7LkFe3n24

Grim

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